La limitación de la coherencia: David Hume

En una entrada anterior vimos cómo Descartes no completó con total coherencia su teoría sobre la realidad, seguramente influido por la Iglesia de la época. No obstante, Descartes consiguió revolucionar la filosofía, dándole otro punto de vista completamente diferente al que llevaban los filósofos hasta la fecha. No obstante, otra revolución, si cabe mayor, estaría por llegar, que sería la que dividiría la filosofía europea en dos grandes corrientes: el empirismo británico y el racionalismo continental. Esta revolución vino de la mano del escocés Hume.
Hume, al igual que Descartes, rompió con todo, y quizás fue su punto de vista el que le posibilitó ser coherente hasta el final con su teoría. Si bien a algunos filósofos se le pueden reprochar algunos de sus postulados, incluso aceptando sus puntos de partida, Hume sería equiparable (y ya sé que lo menciono mucho en este blog) a Parménides. Puede que sus axiomas sean erróneos, pero cuan matemáticos, los razonamientos y sus posteriores conclusiones de ambos filósofos son, una vez aceptado el punto de partida, inapelables.
El punto de vista diferente que le dio Hume a la filosofía fue el preguntarse seriamente: ¿qué podemos conocer en realidad? Para Hume era evidente que lo que siempre había sido considerado como conocimiento verdadero, que era el que se derivaba del puro uso de la razón, no decía nada del mundo real. Para Hume la abstracción, el razonamiento, la predicción no podían ser consideradas conocimiento verdadero. Para Hume solo existe algo que podamos conocer: las impresiones.
Ahora bien, la teoría de Hume, aunque coherente, presenta sus limitaciones. Si aceptamos que solo podemos conocer a través de las impresiones, solo podemos conocer el pasado. Hume le da un sentido estricto, quizás demasiado, a la filosofía.
Si nosotros usásemos el razonamiento y viésemos que si levantamos un ladrillo y lo soltamos se cae, y repetimos esto cien veces, podríamos decir que siempre que lo hagamos pasará lo mismo. Para Hume esto no es conocimiento seguro, solo probable. Esto relega a las ciencias a un segundo plano, donde no pueden prever algo, serían solamente algo así como almacenadoras de datos.

Es irónico que el método de Hume, que él usó para describir lo que podemos conocer con total seguridad del mundo real, sea el que se utiliza en el mundo que precisamente no la describe: las matemáticas.
En las matemáticas el rigor es su esencia. Lo más bello de las matemáticas es que su conocimiento, derivado de sus axiomas, es conocimiento seguro.
Tomemos por ejemplo una ecuación: x^2 - x + 41
Si sustituimos x por los 40 primeros números, el resultado es un número primo. Un científico empírico, al ver que por ejemplo, los 20 primeros números dan un número primo podría verse tentado a postular que esa ecuación, para cualquier valor de x, da como resultado un número primo.
Esto es precisamente lo que Hume critica. Hume quiere darle ese grado de rigor matemático que le falta a la filosofía, por lo que hasta que no se demuestre que eso es verdad para CUALQUIER valor de x, ese postulado no podrá ser tomado como verdadero.
El problema es que, al contrario que las matemáticas, nuestras impresiones no son un compendio de fórmulas. En matemáticas, es posible demostrar algo sin comprobar todos los casos posibles, pero en el mundo real no. A esto se le añade el "famoso" problema de las ovejas. Si yo digo "todas las ovejas son blancas", esta afirmación será demostrada cuando comprobemos todas y cada una de las ovejas, pero será rebatida con que encontremos UNA sola oveja que no sea blanca. Como es imposible comprobar todos los sucesos que en un futuro pasarán, para Hume el conocimiento futuro es imposible.

No es de extrañar que, después de desarrollar toda su teoría del conocimiento, Hume se viera un poco desilusionado. Al final y al cabo, abrazando su teoría, era imposible avanzar más, se había construido su propio muro infranqueable. Es por ello, que de una manera paralela y por supuesto menos estricta, Hume publicó tratados sobre la vida política, religión, etcétera.

Desde mi punto de vista, Hume sí creía que las ciencias pudieran proporcionar conocimiento fiable. Aunque con su teoría se limitó a negar la posibilidad de conocer ideas como "Mundo", "Yo", "Dios", etcétera, admitió que para la vida cotidiana era necesario creer en algunas ideas de este estilo, como son "Dios" y "Mundo". Al fin y al cabo, según él solo tenemos conocimiento de esta vida, y habrá que darle algún sentido.



Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La ontología de Parménides: La razón contra los sentidos

Del Mito a la filosofía: dos formas de explicar la realidad

Crítica del comunismo (I): contradicciones de la tesis de Marx